jueves, 23 de abril de 2015

Clarice




A veces, cuando veo una persona que nunca vi, y tengo algún tiempo para observarla, me encarno en ella y así doy un gran paso para conocerla. Y esa intrusión en una persona, cualquiera sea, nunca termina por su propia autoacusación: al encarnarme en ella, comprendo sus motivos y perdono. Es necesario prestar atención para no encarnarme en una vida peligrosa y atractiva, y que por eso ya no quiera retornar a mí misma.


Encarnación Involuntaria, Clarice Lispector. 



domingo, 19 de abril de 2015

hasta el


tuétano
m. Sustancia blanca contenida dentro de los huesos.
bot. Parte interior de una raíz o tallo de una planta.
hasta el/los tuétano/s loc. adv. col. Hasta lo más íntimo o profundo, física o moralmente


miércoles, 15 de abril de 2015

El impostor

Unas palabras fruto de mi encuentro con Juan Miceli, a una semana de la inauguración de su muestra El Impostor. Quién dijo que la resurrección no es un arte.


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Resucitar las palabras después de destruir. Algo parecido a la divinidad de Shiva para la mitología hindú, destruye para la reconstrucción. Las piezas de arte hechas de objetos reciclados, las preguntas existenciales son espiritualidad reciclada. Recicladas con colores flúo y humor, con dinámica, con la composición audiovisual como última instancia de la experiencia vivida. El arte como proyección mentirosa, porque lo único que se puede ser es un impostor.

Hizo falta interrumpirlo un par de veces, porque la palabra vuela, aunque según Juan Miceli, la verdad no está en la palabra, está en la saliva. La verdad queda de lado porque es sólo preguntas, la intensidad es inconsciente, porque es profundo el artista que cuestiona el vivir como víctima de la voracidad de la vida. La naturaleza es la experiencia que vale porque el cuerpo es la única o la última obra de arte. El cuerpo es todo.

De su trabajo con la suspensión como momento, su profesor de yoga le propuso compartirle la técnica de usar cinturones para colgarse e invertirse, como se hace en la técnica Iyengar. Y ese juego de cambiar el eje de la gravedad de lugar corroboró lo teoría, estamos suspendidos, en el aire, en la tierra, en la vida. Somos víctimas triunfantes por fatalidad. Porque el vivir no es más que ganar la batalla de romper, destruir y volver a intentar. De mirarse hasta conocerse tanto que el rostro, el cuerpo juegan un rol teatral dentro de cualquier intercambio. Las máscaras que usamos, que elegimos y que nos toca vestir.

El impostor no necesita saber, no está basado en el conocimiento. No sabe adónde va ni necesita nada, sólo sabe hacerse preguntas. Por eso cuando le toca la vida, se impone, irrumpe voraz en el diálogo, en la obra. En la vida de los demás.


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Datos de la muestra - En breves entrevista completa
https://www.facebook.com/events/809296635830776/

lunes, 6 de abril de 2015

el lado izquierdo

Duele la vida como una contractura vieja, como desatar los nudos de un marinero, de anclas oxidadas por paseos mar adentro.
Duele la decisión de vivir como la de renacer, la de encontrar un cuerpo nuevo.
El ser fue escuchado y silenciado tantas veces, explotado y desarmado hasta la certeza de existir. Esa práctica espiritual que promete la felicidad y en momentos de poca fe parece masoquismo. La mente trota como un potro embravecido, el zumbido constante del mosquito que anoche no me dejaba dormir. Soñé con un agujero en el techo y la lluvia sobre mi cama.

Duele el cuerpo como en una metamorfosis y es que, es sabido, a veces da miedo pasar de oruga a cucaracha.

Un cuerpo de mujer que es amor y consuelo. Mi madre me vuelve a la esencia: poné prioridades.

La paz, el amor, la naturaleza.