sábado, 18 de julio de 2015

la belleza de los regalos

Tenía olvidada la importancia de los objetos. De tanto desapego y supervivencia, había dejado un tanto de lado el ritual del té y sus utensilios.

Pero el jueves una hermosísima mujer que hace cerámica me encontró mirando a uno de los cuencos del mueble de su cocina con amor. Antes de que me fuera de su casa, después de haber pasado un rato de paz y risas, me lo regaló.

Desde el jueves que me vengo dando ratos de preparar rico té y con las dos manos juntas calentar la piel con la cerámica tibia.

Gracias Sara. Gracias a los momentos que cuando me acuerdo, me vuelvo a regalar.