domingo, 30 de marzo de 2014

domingo con sonrisa

Me duele un poco la cintura. No hay postura de yoga que resista tener dos gatitos dormidos en la falda y la computadora sobre la mesa a mi derecha. Las patas arriba de un banco se convirtieron en cucha para dos. Estoy en una especie de marichyasana, torsionada y feliz.

Desde hace alrededor de un mes se mudaron a casa dos hermanos, León e Hindi, dos gatitos que me están enseñando mucho de disfrutar. Descarados se estiran ante mis mimos producto de mi incontinencia emocional. Y les encantan, y yo soy feliz con el calorcito de sus cuerpos.

Mientras tanto, disfruto de descansar con la lluvia de fondo después de una semana de muchos encuentros, de trabajo del más lindo y de ganas de recomenzar, una y otra vez, a recrear y vivir desde la ignorancia. La libertad de ya no saber qué puedo llegar a experimentar pero trabajar por experimentar, por sentir nuevo cada instante me da la adrenalina suficiente que propone el desapego.

Y la lluvia me hizo de viaje en el tiempo y me puse a leer las entradas de este blog cuando era un diario de viaje. Y me impresionó que yo recuerde tan distinta a la Mariana que escribía esas palabras y que sin embargo me reconozca. No pensé que me pasaría, como siento que nací a otra vida a veces me olvido que la que vivió y recorrió el camino hasta aquí es la misma que escribe estas palabras.

Y ando con ganas de manifestar la alegría y agradecimiento que siento por la vida, por las personas y seres que me encuentro en el camino.

Afirmo: la vida puede ser una fatalidad o una decisión de ser felices.

Amor para todos en todas sus manifestaciones
:)

sábado, 8 de marzo de 2014

génesis


Primero después de lo anterior irrumpió el té y el cambio de costumbre: hebras en agua caliente en lugar de café con leche. Después fue la lectura: El Libro del Té en lugar del Manifiesto Comunista y novelas con alcochol. Después fue la Ceremonia del Té y su eterna meditación. Después fue el yoga, y el té al final de cada práctica. Después fueron China, Japón y Sri Lanka, Corrientes y Misiones. Y también fue, y es para siempre, la India en el corazón y sus tés de cuerpos fuertes y colores dorados, como los ojos de quienes lo cosechan. El cuerpo hecho árbol y la gravedad trascendida. Los pies en la tierra.
Después fue volver, Argentina, y la recreación después de la disolución, la meditación y la parcial y trabajosa unión con el Universo. Siguen siendo los intentos, las idas y vueltas, las ganas de compartir.
Primero será eso: las ganas y después la inevitable necesidad de compartir. Las de un padre, y de una madre. Y las propias. Y el nacimiento.




Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.

Y vio Dios que era bueno