A veces, cuando veo una persona que nunca vi, y tengo algún tiempo para observarla, me encarno en ella y así doy un gran paso para conocerla. Y esa intrusión en una persona, cualquiera sea, nunca termina por su propia autoacusación: al encarnarme en ella, comprendo sus motivos y perdono. Es necesario prestar atención para no encarnarme en una vida peligrosa y atractiva, y que por eso ya no quiera retornar a mí misma.
Encarnación Involuntaria, Clarice Lispector.
No hay comentarios:
Publicar un comentario