lunes, 27 de octubre de 2014

lo más parecido al amor en la última semana de septiembre

Esa noche no dormí lo suficiente y amanecí con una tormenta que regó las plantas del patio para cuatro días. Era domingo y me cuesta salir de esa idea heredada de que el domingo se hizo para descansar. No sé si serán los antepasados chupacirios o la sola fiaca de mi contextura kapha. Costó arrancar, pero algo en mí sabía que era un día importante en la militancia por un mundo más bello, por la libertad y para apoyar a un grupo de personas que desde los centros culturales porteños están trabajando fuerte para que la expresión encuentre, mueva y transforme.

Así que arranqué, de Palermo a Villa del Parque a encontrarme con Cele, de Villa del Parque a pata hasta el Parque Avellaneda. Más de hora y media en total. Me sentía una mártir en pleno sacrificio, conocía a casi ninguna banda de las que iban a tocar y no tenía ni idea a qué tipo de espectáculo estaba yendo.
Nunca había ido a ese parque tan al borde de la ciudad, mi amiga me decía que era muy hermoso y mientras caminábamos hacia allá la sensación para mi mente era la de estar de viaje. La Celia me contaba de la gestión de los vecinos de la zona, donde ella creció, para proteger el parque, la casona cultural que lo mantiene vivo y la toma de decisiones en conjunto. La puesta de límites al gobierno para que no destruya lo que no le importa. Todo tenía sentido.

Eran las 18 y todo había arrancado a las 16, pero en cuanto llegamos a pisar el césped recién cortado y un poco húmedo por la lluvia que ya se había declarado en retirada, una bocanada de alegría me llenó de aire. Feria sustentable, comida saludabe, un escenario que prometía música inesperada, una manta en el pasto, mate y las caras amigas y amigables de arriba y abajo de los escenarios. Era el festival de cierre del FCA -Festival de Cultura Autogestionada- que durante una semana regó de creatividad artística a más de 50 espacios de la ciudad y que cerraba con la prueba piloto de una tarde y noche a dos escenarios a lo grande, a la manera que lo hacen las marcas de cervezas, gaseosas o telefonía y te cobran por la publicidad. La semana se financió con el apoyo y trabajo de muchos, con un aporte de productos de Isenbeck, un pequeño mecenazgo del gobierno de la ciudad y las galeras naranja flúo que circulaban entre la gente para pedir una colaboración.

Declaran en su web: "Nos proponemos a través de FCA promover el crecimiento del circuito cultural auto-gestionado, compartir recursos, fortalecer las redes de trabajo y dar visibilidad a este modelo colectivo de producción que integra espacios, artistas, gestores culturales y público."

El lema de la semana tuvo que ver con hacer zoom al circuito independiente de Buenos Aires. Más de 200 productores y artistas estuvieron involucrados en esa semana, la del 21 al 28 de septiembre. Teatro, danza, pintura, fotografía, performances, poesía y lecturas, alegría festiva apta para todo público, de eso se trató la semana y el resumen del domingo 28 estalló en un festivalazo que, en mi modesta opinión, fue histórico.

Puedo decir que disfruté como hace mucho no disfrutada de un sonido impecable -porque el sonido realmente fue impecable- para bandas que me movieron el cuerpo y el lugar. Morbo y Mambo -por favor, si pueden no se los pierdan en vivo- y Violentango estallaron el escenario principal que cerró con El mató a un policía motorizado. Antes pasaron Cumbia Hasta El Lunes, Ensamble Chancho a cuerda y más, casi sin pisarse con la carpa de la Musicleta, el escenario encargado de mostrar que el cambio energético es posible: funcionó toda la tardenoche mientas tocaban Como diamantes telepáticos o Camarones del aljibe, por ejemplo, gracias al pedaleo de una bicicleta doble fija unida a un generador. El público voluntario se sumó a la movida y la potencia no tuvo nada que envidiarle a la energía eléctrica.

Fue adrenalina, fue sentirme joven, de un escenario a otro, descubriendo bandas y artistas, ir a hacer notas y hablar con los protagonistas, con la sensación de ser testigo y parte de una movida que marcó un precedente. No sé, yo ya palpito el FCA 2015.
Algo nuevo se está gestando o lo que se materializó en los últimos años ya está en nuestras narices. la gestión cultural y la expresión artística le sueltan la mano a papá estado y abuelo negocio y se unen los protagonistas para trabajar en equipo, eso sí es libertad. Por una cultura autogestionada, libre y en red, por una sociedad que se escucha, se mira y dialoga. Por el FCA, Por el amor. Salú!




Links:

Las fotos de Cele para Mil Grullas Creativas
Galería de imágenes en Facebook
Página Oficial del FCA
Página de la MECA para informarse sobre un proyecto de ley para los espacios culturales
Los videos en youtube
Musicleta
Parque Avellaneda

jueves, 23 de octubre de 2014

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hace tiempo un compañero yogui, en medio de una de esas crisis existenciales que atravieso de las que le quitan el sentido a todo, me hizo preguntarme una y otra vez qué era la mente. me descolocó y fue la salida de un túnel oscuro que tenía a mis pensamientos como paredes infinitas.

la práctica espiritual sostenida, en mi caso el yoga y la meditación, las experiencias trascendentales que el aislamiento y la observación de uno mismo provocan, los saltos de conciencia, la sensación de dios, de amor, de luz en el corazón, más íntima que la de sentarse en el inodoro, genera además de un alivio, un estado de orgullo personal. o a mí me lo generó. el saber que fui capaz de atravesar algunas capas de mi inconsciente, de decidirme a navegar los pantanos de mis desesperaciones y la luz que eso trajo a mis ojos, me construyó un carro al que me subí. un carro como el del tarot, con su fuerza y sus dos caras.

comenzar a compartir mi práctica, la situación de ser fuente de consulta, de que algunas personas me pidan que los observe, y al observarlos transformarme con ellos. al conocer sus dolores, reconocer los mios, me dio una cierta certeza un poco egocéntrica desde la cual empecé al ver al mundo. y suena la sirena de descalificado.

de india me fui peleada con quien fue el mayor maestro que alguna vez haya tenido, porque me habló mal, me gritó, porque lo sentí agresivo conmigo, porque me enojaba que alguien pudiera enseñarme algo sin tomar algo de mi. como si existiera la posibilidad de que el pudiera mostrarme un camino sin conocer el mio. me enojé, me dolió huí de él, no quería exponerme ante el ogro incapaz de reconocerme. acusé a su ego desde el mio y perjuré que jamás volvería a aprender desde la agresión, desde el maltrato.

casi dos años después, vuelven a mí sus palabras y sus enseñanzas como si hubiese encontrado un poso de petróleo. volví a compartir en las clases la simpleza de lo que me enseñó. vuelvo a agradecer profundamente la oportunidad que me dio de estar cerca suyo y de llegar a conocer hasta sus más oscuras reacciones.

el ego, igual, el ego, la mente identificada con las maravillas de la vida se cree que le son propias, el maestro que se cree dueño de una verdad que lo atraviesa, el miedo de soltar las certezas, de aceptar la impermanencia de la verdad y volver a nacer cada día.

decía, dos años después, y unos meses más tarde de la pregunta de la mente, me sugirieron que me pregunte qué es para mí el amor. el amor todo, y otra vez me di cuenta que estaba en un túnel. el túnel del silencio del encierro en mí misma, el túnel de la dificultad de salir, de renacer después de la transformación y la muerte que significaron los últimos años en mi vida. el túnel hecho de las ideas de las cosas, el amor guardado en un frasco con una etiqueta que dice perfecto y que no puedo usar. la idea del amor experimentada en solitario para que mis padres me aplaudan, los de esta vida y los del cielo. el aplauso, la necesidad de la aprobación de la mano del rechazo a gestos de afecto genuinos.

otra crisis existencial nace desde el profundo cuestionamiento de qué es el amor. y me digo que sentir amor y agradecimiento por la vida que hoy me toca no puede ser dolor para otra persona, ni tampoco intransigencia. que el amor por otra persona no puede ser un castigo para mi alma, que sentir amor por la tierra y la naturaleza es ser parte de ella, que no quiero hacer más que seguir aprendiendo de los que me rodean, de sus palabras, de sus gestos, aunque a veces me duelan, aunque me muestren sus imperfecciones y yo a ellos las mías. el dolor de los diálogos verdaderos, del aprender de los encuentros que me tiran abajo ideas que ya no hace falta sostener. eso también debería ser amor si tengo fe. un gracias en voz bajita en diálogo íntimo con la vida. amor de todos por todos y todo, en igualdad y sin juicios, hasta que se disuelvan las ideas, hasta que no haya duda de que el amor conquistó el sentido de toda la vida y volvamos a nacer.
porque para ilusionarme con la idea de estar tranquila me quedo en el túnel, y para quedarme en el túnel ya no me hago más preguntas.