lunes, 6 de abril de 2015

el lado izquierdo

Duele la vida como una contractura vieja, como desatar los nudos de un marinero, de anclas oxidadas por paseos mar adentro.
Duele la decisión de vivir como la de renacer, la de encontrar un cuerpo nuevo.
El ser fue escuchado y silenciado tantas veces, explotado y desarmado hasta la certeza de existir. Esa práctica espiritual que promete la felicidad y en momentos de poca fe parece masoquismo. La mente trota como un potro embravecido, el zumbido constante del mosquito que anoche no me dejaba dormir. Soñé con un agujero en el techo y la lluvia sobre mi cama.

Duele el cuerpo como en una metamorfosis y es que, es sabido, a veces da miedo pasar de oruga a cucaracha.

Un cuerpo de mujer que es amor y consuelo. Mi madre me vuelve a la esencia: poné prioridades.

La paz, el amor, la naturaleza.

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