miércoles, 16 de abril de 2014

reivindicar internet

Siento que cada vez que comparto infomración en la gran red de computadoras mundiales, alimento esta enajenación que estamos viviendo; como si tirara basura al riachuelo. La información ya no me la dan los medios de comunicación tradicionales, y surfeo internet alejándome de lo que de verdad me importa que son los vínculos reales, los encuentros en carne y hueso, los intercambios, los aprendizajes compartidos.

Este sistema que todo lo cosifica, que todo lo vuelve un "producto", que todo tiene un valor económico, o por el tiempo, o por la cantidad de billetes en los que se lo cotiza, de golpe compró herramientas en donde  me parecía que encontraba la información que me importaba, en donde compartía con los amigos las cosas que nos interesan. Medio que me desinflé de entusiasmo, me perdí en la vorágine y la información se me escurrió entre las manos. Me quedé sola, intentando promocionar las clases de yoga que estoy dando o compartiendo algo de lo que escribo, pero sintiéndome cada vez más lejos de sentir que hay alguien del otro lado.

Si el eclipse brutal del otro día, más el fin del 2012, más la locura generalizada, más las ganas de amor que se sienten en el aire fueron de verdad la posibilidad de atravesar un umbral, me paro del otro lado, me vuelvo a ubicar en las herramientas que tengo y los vuelvo a invitar a encontrarnos.

Quizás este pueda ser un lugar.

Los últimos meses sentí que el mundo se me presentó después del exilio y la exclusión voluntaria, después de haberme ido a navegar universos interiores. De golpe la belleza se manifiesta real, el amor se multiplica en amigos y la salud es el trabajo diario. La física, mental y emocional.

Me dieron ganas de retomar las herramientas, y de revalorizarlas, de volver a confiar en que podemos elegir y direccionar la atención en el maremoto de estímulos incandescentes. Y de que Internet puede ser un espacio convocante.

El post vuelve a ser afirmación y en medio de la calle grito si hay alguien ahi? Si hay alguien, pues, volvamos a compartir momentos, tomemos más té y menos ansiolíticos y volvamos a creer que creamos amor, solidaridad y ternura.

En esta sensación de explosión de ansiedad y amor, y de un profundo agradecimiento a todos los maestros de lo cotidiano que  me cruzo en este camino de ilusión y meditación que es la vida, inauguré un nuevo espacio internético en donde publicar cosas que me inspiran:

Amigos en Red

Y me vuelve la incertidumbre de si esto vale la pena, de que creo que mezclé cosas y escribí medio cualquiera, por momentos se cruza la idea de que todo es un poco al pedo. Sin embargo, hoy lo hago, hoy lo creo, hoy escribo. De qué hacemos la vida si no de acciones absurdas, disfrutables, llenas esfuerzo y miedo combinados.

Me digo: a no perder más tiempo navegando excesos cibernéticos, que vuelva la intención de comunicarnos.





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