Hace una semana empecé un taller de fotografía y estoy a pleno con la primera tarea. Hay algo de la foto que me tiene enganchada, aunque sea difícil explicar qué. Hay algo con el espacio, el tiempo y la luz que hace colores y realidades que existen dos veces.
Además, la
buena onda del grupo, las ganas de expresar, sea lo que sea, siempre que seamos
sinceros. Y ante tanta sinceridad, la primera consigna del Xavi fue autorretratos.
Me encontré toda la semana frente a espejos, reflejos de vidrieras, de los dos
lados de la pupila de cristal de la cámara. Es tan complicado como desafiante,
mirarse y elegir cómo eternizar algo, que nunca sale como lo planeo, pero que
algo sale. Como contarle a mí misma quién soy. Me parece que estos son tiempos
para exponerse - aunque me de mucha timidez, ya no creo que haya motivos para
tener vergüenza por nada-, para que todos nos desnudemos y quitemos los
complejos. Y también me dieron ganas de intentarlo por escrito, mi herramienta
más cotidiana. Y aquí va, un autorretrato.
Me cuesta
aceptarlo, me falta un centímetro para el metro sesenta de altura, como si ese
poquito me dejara fuera de algo. Lo mismo me pasa con las caderas, esta vez por
pensar que sobran centímetros, también siento que me dejan afuera, pero de otra
cosa que a veces toma la cara de mi paz interior; lo bueno es que juntas parecen
una canción de la Bersuit.
Estoy en
crisis con mi pelo. Morocho, quiero que crezca –lo tengo corto estilo francés,
como para dar una referencia-, pero hace como tres años que no soporto la
espera y vuelvo a las tijeras. No tengo mucho y es algo fino. Hace poco
descubrí que me gusta rascarme la cabeza, sacudirlo y que caiga para donde
quiera, como si recién me animara a esa rebeldía. Mi cara es redonda, mi nariz
bastante armoniosa y desde hace unos meses la decoro con un aro plateado. Ayer,
en la Galeria do Rock de San Pablo –algo como nuestra Bond Street pero
dimensión brasileña-, me tenté y cambié la bolita por una argolla. Tengo ojos
marrones y un lunar un poco salido y del mismo color, justo del lado izquierdo,
debajo de las cejas. Mucha gente me recomendó que me lo sacara, para mí sería
renunciar a algo. Mis labios son rosas y un poco finos. Algo bastante
particular son las orejas que heredé de mi abuela Ofelia, los lóbulos son largos.
A ella, mi abuela, de tanto usar aros, se le alargaron aun más. Me hacían
acordar a las orejas de los elefantes.
Soy accidentalmente
suertuda o, directamente, muy afortunada. Porque mi arte es la improvisación. Y
no hablo de monólogos teatrales o danzas del vientre -aunque cada tanto haga algún personaje no muy propio y me guste danzar con tambores-, hablo de que
tengo una dificultad muy grande para la organización, preparación y bueno, otra
cosa que cuesta aceptar, el estudio constante. Picoteo a lo pajarito, como
buena periodista, sé un poco de algunas cosas pero siento haber profundizado en
pocas, si lo hice en alguna. Sin embargo, a pesar de mi culpa intelectual,
tengo amigos de lo más interesantes, un trabajo que me excita, me emociona, una
vida que adoro.
En los
últimos años reconocí que mi intensidad sólo la puedo volcar en la ceguera del
día a día y quizás viajar sea lo que más me enfrenta a mis pasiones. Amo
algunos lugares como puedo amar a un hombre, y también puedo enamorarme varias
veces por día, solo por cruzar una mirada. Caminar algunas rutas me hace feliz.
Y no por ninguna razón razonable más que por lo abstracto de sentirme plena con
la energía del lugar, de que me haga vibrar como si me completara o me
comprendiera. A pesar de que puedo ser algo ermitaña, me encantan las personas.
Estoy un poco cansada de viajar sola.
A veces me
miro en alguna foto o espejo y me deprime mi cara triste, en muchas no me
reconozco. Una vez mi hermana me lo dijo: la tristeza está mal valorada. Hay
días que sirve de consuelo.
No como
carne y estoy intentando dejar los lácteos también. Creo que un mundo
vegetariano sería más feliz. No comer carne se siente muy bien, de hecho me
amigó con el mundo animal del cual era un poco temerosa y ahora disfruto. Sí,
estoy segura, todos tendríamos que dejar de comer carne y productos de
supermercado. No puede ser que nos alimentemos todos los días en todas las
comidas de cosas que vienen envasadas en plástico. Puedo ser muy buena onda o muy oscura y, cada tanto, un dictador, algo que no controlo demasiado.
Me
considero sudamericana, espiritual y política, pero no tengo religión ni
partido, aunque me encanta discutir de las dos cosas. Igual, al decir que no
tengo religión ni partido estoy tomando partido, el partido cliché, el más romántico y afín que
encuentro. Afín, porque digo lo que quiero y no necesito fundamentos que
alguien haya escrito, entonces así mi temita de no ser constante con el estudio
se esfuma. Cuando discuto, suelo irme seguido por la tangente. Y también suelo
discutir seguido, porque me encanta, aunque de viciosa suelo terminar sin saber cómo salir de algunos cruces de palabras. Muchas veces soy puro bla bla.
Creo, por sobre todas las cosas, en el amor. Creo
que es lo único que en realidad existe.
Amo a mis
amigos, agradezco la familia que me tocó y al sol que sale todos los días para
regalarnos este planeta que me parece la obra de arte más perfecta, aunque de
perfecto no tenga nada. También me gusta la luna y su túnel de misterio, las
nubes y sus mensajes ocultos que se me transformaron en una obsesión, todavía
más que los colores del atardecer. Ah, pero la combinación es un banquete.
En India me
di cuenta de que había ido a buscar al gurú que no encontré. Me cuesta que me
digan qué hacer. Soy una persona, y me parece una experiencia que vale la pena.
genial, mariam, muy buen ejercicio! qué loco lo de la tristeza, yo te percibo como alguien alegre, o más bien vital. lo de la inconstancia del estudio me lo compensás con elaboración propia, de la honesta, siempre podemos repetir sin entender, no? para mí sos hermosa, pero qué comemos hoy, amiga?! :P (carocabana)
ResponderEliminarMarian querida, te fuiste a encontrar un gurú que siempre estuvo adentro tuyo. No tengo ninguna duda que India abrió un canal por el que vos ya habías empezado a andar hace rato.
ResponderEliminar"Creo, por sobre todas las cosas, en el amor. Creo que es lo único que en realidad existe."
Yo creo que encontraste más de lo que estabas buscando. Gracias por compartirlo :)
hermosa Marian, increible autoretrato! pero lo mejor es la conclusión: soy una persona....
ResponderEliminary yo agrego : increible, hermosa x dentro y por fuera con tus rulos y cadera ( en rima te la mandé! jajaj), una persona atrevida, corajuda y esencialmente AMOROSA , poniendo en práctica siempre lo de" el amor es lo único q existe" .
un beso enorme; gaby
Me encantò reencontrarme con tu blog! y al terminar de leer lo que tan bien escribìs, siento que fue una de las cosas màs lindas de este dìa!
ResponderEliminarGracias Mariana, y te mando un abrazo.
Susi
Gracias bellas todas ustedes!!! :)
ResponderEliminares muy lindo lo que decís en tu blog y como lo decís.
ResponderEliminarel autorretrato me encantó!, dan ganas de conocerte
Karina Cortés.
Marianita, qué bello autoretrato! Besos con PREMIO por acá: http://elsecretodelasfloresaromas.blogspot.com.ar/2013/04/gracias-por-el-premio-luli.html
ResponderEliminarMe puedo hallar en fragmentos de ese autoretrato, casi casi como si yo misma los hubiese escrito.
ResponderEliminar*** Me encantó. Mucho.
ResponderEliminarMucho.