Creo que no
me di cuenta de que se trata India hasta que llegue a Delhi. Como en Buenos
Aires se respira aire centralizado, Delhi atesora –esa es la sensación- el
contraste de ricos y pobres, de príncipes y mendigos. Bueno, ya se, también es
una ciudad ecuménica por excelencia y, a pesar de lo superpoblada, es muy
pacífica. Pero los pobres están che, y los ricos también.
India Gate - Domingo por la tarde |
Recién
llegada y sin dudar destino, tomé el metro –digno de capital rica- hacia Chadni
Chowk, el centro neurálgico de los bazares indios. Para un lado el mercado de
ropa, para el otro el de flores y por acá el de especias y frutas secas. Todo
fue caminar y caminar, y agrego, caminar y caminar entre hombres sudados y
mirones, pero sonrientes y casi respetuosos, entre motorikshaws y bike rickshaws
(taxis bicicleta), entre bolsas de mercadería, carros y vacas. También basura, también
mujeres desgranando choclos en la vereda y entre otros que, cansados de cargar
peso en la cabeza, se echan como pueden a dormir a la sombra.
Así, exactamente como
muestran las películas y los programas de televisión de viajeros con sponsors. Eso
es en el medio de Old Delhi, así que si el caos permite mirar hacia arriba –aunque
hacerlo signifique indefectiblemente chocarse con algo o alguien- edificios
antiguos improvisan nuevos pisos entre paredes que delatan los siglos y cables
que confiesan lo inesperado del supuesto desarrollo. Se hace lo que se puede
entre la multitud. Cada uno hace lo que puede y todos sonríen. Bueno, casi
todos.
Y yo hice
lo que pude. Y pude caminar por perdí la cuenta cuánto tiempo. Las fotos no
reflejan en lo más mínimo lo que me divertí mientras los muchachos posaban para
mi cámara. Tanto estímulo me desbordó y quise capturar todo y todo no es
posible. Después de alrededor de dos horas sin descansar un minuto, paré en un
puesto a comprar castañas de cajú y vi un banco de plástico vacío. ¿Me puedo
sentar por un momento? Claro. Y veo que los que atienden toman chai de unos vasos
de plástico de 7 centímetros de alto como mucho que parecen de manteca.
Entonces me atreví a preguntar en donde podría conseguir uno para mí. ¿Chai? A
los segundos tenia uno de esos vasos gnomos en mi mano.
Tome unas
castañas y el chai hirviendo calmó mi cansancio. Nos miramos con los muchachos,
pero no nos entendimos. No importa. Cuando me fui quise pagar el té y se
rieron. Hasta luego, gracias, sonrisas, fotos.
Unos días
más tarde, después de recorrer el Khan Market –un algo como Palermo Soho
delhiano- seguí el recorrido top y me metí en el hotel Imperial a probar el
famoso High Tea. Hacía mucho que no andaba por pasillos con tanta gente
elegante y otra gente que no es elegante pero que es muy rica. Reuniones de
negocios por allí, familias de vacaciones por allá, y marchen un Indian Assam
Premium por aquí. Thank you so much.
Indian
Assam (no milk, thank you) y sándwiches vegetarianos (llegaron a mi mesa
jamones y salmones pero mi vuelta al lujo no incluye la ingesta de carne
animal. Garcón, por favor, llévese ese plato), Indian Assam y scone con
manteca y mermelada de naranja, Indian Assam y tarteleta de uvas, y eclaire de
chocolate…Indian Assam…Bombón de chocolate blanco y limón, ¿y ahora qué? Té
verde con jazmín. Té verde con jazmín y lectura, té verde con jazmín y me
escribí este artículo pensando en que a Mary Kramer podría interesarle compartirlo.
Uno y el
otro día un té y su contexto. Alrededor mío se hacían negocios por millones. En
uno, por la masividad del mercado; en el otro por la dimensión de los negocios
de unos pocos. Al primero me lo regalaron y me prestaron un banquito de
plástico, en el otro me trataron como a una reina por 90 pesos argentinos con
sillón y mesa máximo confort y mozos de sonrisa servicial. Nada mal, ni el uno,
ni el otro.
Confieso: me
quedo con las frutas secas, un chai azucarado y mis piernas cansadas. Es que no
lo puedo evitar, soy como Crónica, firme junto al pueblo.
Imperial Delhi
http://theimperialindia.com/
http://theimperialindia.com/
simplemente increible!
ResponderEliminardurante este mes, entré varias veces para ver cómo terminaba nuestro viaje a la India.digo nuestro -fijate- porque he viajado con tus relatos.
ResponderEliminarEstoy con gripe desde el lunes.como vos, el chai ha sido mi medicina.Alternando entre uno que me trajo una amiga desde Londres, pero que es Indio, y el Pakistain de Teeson, que em queda poco y reservo como quien reserva su mejor vino en las barricas.
Me quedo con ganas de más fotos.Si tenés, no nos las prives!
Un gusto!!! como cada relato!
Qué linda!
ResponderEliminarYo también, el chai azucarado y las frutas secas al paso cansado.
Me encanta leerte.
Muuuuy lindo leerte!!!! Comparto totalmente, me quedo con el Chai en Old Delhi !!!!!!
ResponderEliminarTambién tuve la oportunidad de beberlo allí y tus palabras me ayudaron a revivirlo. Gracias!